Del tarot y las pinturas caóticas de Pollock
Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió. Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió. Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió. Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió. Y así como la batalla, fue que un reino se perdió. Y todo porque fue un clavo el que falló”. Antes de la lectura del tarot, el consultante impregna con un desconocido influjo las veintidós cartas que representan los arcanos, quienes delataran ante el cartomántico aspectos fiables del torbellino incierto conque se desarrollan los detalles que definen su destino. El hombre o la mujer que interpreta el libro escrito con arquetipos en el momento mismo en que el consultante de manera aleatoria y azarosa inserta con movimientos inciertos cada una de las cartas que toman posiciones caóticas para después expresarse en un libro en dónde cada símbolo asume posiciones probabilísticas entre miles para definir con suma exactitud el laberinto interpretado, en dónd...