De Amón Ra; Hasta el caduceo.

En días pasados fui advertido que mi omisión de invocar a Amón Ra significaba una falta de decoro y simple cortesía al pronunciarme al comenzar el día,  ignorando lo que todo buen cristiano debe hacer mucho antes de cualquier otra actividad diaria.

Algunos lingüistas aducen que el término “ Amen” es de origen hebreo y traduce literalmente “ así sea” y se le atribuye un poder santificado muy semejante a los mantras orientales, y se debe invocar al terminar una oración o petición al creador; otros como yo; creemos  que el termino es una derivación del nombre egipcio para el Dios solar Amón Ra;  fue modificado por el pueblo hebreo para sustentar su naciente monoteísmo impuesto por Akenaton en tiempos bíblicos.

Sin embargo soy de quienes creen que la cultura judía no es más que un enorme crisol de aportes culturales sumerios y egipcios que se reflejan en muchas narraciones bíblicas que son de origen pagano, como el diluvio universal y el jardín del Edén que son narraciones sumerias posteriormente incluidas en los libros sagrados judíos.

Muchos médicos seminaristas tal vez desconocen que el caduceo es un símbolo antiquísimo que representa al Dios Hermes Trismeglisto; una deidad egipcia que fue adoptada más tarde por griegos y romanos.
Esa vara, con las serpientes entrelazadas junto con dos esfinges aladas que representan la ascensión hacia la deidad es el atributo de Hermes, pero también fue la insignia de los heraldos en Grecia y Roma. Por eso se llama caduceo (del latín caduceum, relativo al heraldo) o kerykeión (del griego keryx, heraldo).

.El juramento hipocrático, más que una obligación mística es un acto de iniciación sacerdotal que les asignan tareas de orden místico que les otorgan  propiedades divinas a sus acciones senatorias. 

  Hipócrates fué sacerdote de Asclepios y algunas de sus obras vieron fortuitamente la luz pública.

 Los asclepiadeos estaban iniciados en el culto de la serpiente de Esculapio, como las bacantes en el de Dionisio, y ambos ritos quedaron con el tiempo incorporados a los misterios de Eleusis, la medicina es la más mística de las profesiones terrenales.

Los médicos seminaristas ignoran que ejercen una profesión santificada por la acción humanista de salvar vidas, los medicos son sanadores milenarios que se remontan hasta los místicos terapeutas;  sin proponérselo rinden culto al influjo milenario de Dioses pagamos que en muchos casos nada tienen que ver con su fe tradicional.
Herodoto,Tales, Parménides, Empédocles, Orfeo y Pitágoras aprendieron en Egipto y demás países orientales filosofía natural y teología”. Por nuestra parte recordaremos
que en Egipto se instruyó Moisés y pasó Jesús los años de su primera juventud.

Los médicos que ejercen su profesión en países musulmanes no pueden mostrar en sus batas este símbolo que los delataría como infieles y sus vidas correrían peligro sobre todo en las teocracias más radicales.

Los médicos modernos tienen la suerte de lucir su símbolo con suma libertad; de haberlo echo en los tiempos del santo oficio; lo más seguro es que hubieran terminado en las empalizadas publicas de la santa Inquisición.

Procusto tenía una cama funcional, a los viajeros que llegaban a su hospedaje, si eran más grandes que su cama les cortaba los pies y la cabeza cuando sobresalían de sus dimensiones; si eran más pequeños los estiraba cortándolos por las coyunturas y estirando sus extremidades hasta emparejarlo con las dimensiones de su cama; así es un religioso convencido.. 
















Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los empalamientos del Salado.

Los exquisitos embutidos de carne humana que se vendían en Bogotá.

De Los eunucos y otras infamias.