Las dos caras de Edward Mordrake
Sucedió en el siglo XIX, en el seno de una acaudalada familia burguesa en medio de la campiña inglesa, rodeado de las comodidades y la abundancia, nació un niño con la extraña propiedad de tener dos caras, cada una con una conciencia propia, con personalidades disímiles contenidas en el despropósito natural de existir atrapadas en un solo cuerpo. En el día Edward; de facciones finas y atractivas, trataba de llevar una vida normal mientras interpretaba el piano con gran maestría; por las noches su otra cara, de expresión siniestra y desafiante, seguía con su mirada hostil a todo aquel que intentaba contemplarla. Muchas veces Edward pidió encarecidamente que se la extirparan, la otra cara a quien el, no reconocía como suya, revivía por las noches y con voz chillona le susurraba insultos mortificándolo con argumentos hostiles, muy contrarios a la personalidad apacible y conciliadora de Edward. La ciencia define el padecimiento de Edward como síndrome congénito denominado Diprosopia