Alma viajera; la canción que fue escrita atada a un cordón de plata.

 


Ahora que me encuentro lejos de lo que yo quiero tanto

No sé qué hacer, no sé qué hacer

Le he dado permiso a mi alma para que vaya volando

Y vaya a ver a esa mujer.-


Julio Oñate, el autor de estos versos sin duda tuvo que haber experimentado la maravillosa propiedad que tiene el alma de retomar su naturaleza ingrávida; desprenderse del cuerpo físico y emprender desplazamientos a voluntad en donde el durmiente conserva la propiedad de conducir su conciencia a cualquier sitio de la vastedad del Universo.

Unos los llaman viajes astrales; otros desdoblamientos de la conciencia; lo cierto es que en estos estados de alteración  podemos experimentar la  etérea e inefable propiedad de desplazarnos a la vertiginosa velocidad de la voluntad; apreciar sin sorprendernos la presencia de quienes amamos;  vivos o muertos;  lejanos o cercanos; lo cierto es que  nadie se muere para siembre  porque tienen una segunda oportunidad cuando se nos aparecen con la misma naturalidad y apariencia de  cuando estaban vivos.


  -(Y que se vaya acompañada de los vientos

Para que mis sentimientos entonces puedan llegar

Y ya cruzando las alturas de la sierra

Pueda llegar a la tierra que a mí me hace suspirar,

Y ya cruzando las alturas de la sierra

Pueda llegar a la tierra que a mí me hace suspirar.).


El autor describe parajes oníricos que mucho de nosotros hemos  visitado cuando sentimos volar desprendidos de la pesada carga corporal y sentimos desplazarnos por lugares ignotos jamás conocidos o por lugares que hemos recorrido en vigilia, pero cuando lo hacemos desdoblados no respetamos la solides de las paredes, ni tampoco la seguridad de las puertas;  nuestra naturaleza adquiere la llave maestra que se acciona solo con el pensamiento, el alma retorna a sus inicios despojada de cualquier impulso terrenal, solo revestida por los afanes del amor.

La telepatía y la  trasferencia de información se pueden dar en un universo de mentes interconectadas, tal como lo afirma Jung y su inconsciente colectivo;  es el hipercampo de la teoría Sintergica; los campos mórficos de Rupert Sheldrake; los entrelazamientos de partículas que tanto asustaron al mismísimo Albert Einstein; por eso el poeta se aventura a decir que la amada en su lejanía percibirá con sus sentidos terrenales la presencia de su alma viajera.


No se necesita ser un místico católico;   como José de Cupertino; que tenía la propiedad de levitar conservando su cuerpo físico y espantar con su presencia a los pájaros de sus nidos, elevarse hasta los campanarios y mostrarse ante todos haciendo maniobras de aterrizaje semejando a un gran buitre con su túnica de franciscano.. Tampoco tener el sagrado don de la Bilocación que le permitía al padre Pío de Pietrelcina; que al mismo tiempo que acompañaba con su presencia los últimos momentos de vida del rey inglés en su lecho de moribundo; en ese instante  otra versión de él; atendía la visita en su parroquia, de miembros del santo oficio que intentaban trasladarlo a las mazmorras del Vaticano acusándolo  de hereje y hierofante.


Desde tiempos inmemoriales los joguis tibetanos pueden desplazar su conciencia a cualquier lugar del universo una vez consigan el estado iluminado del Buda. Milarepa, el gran iluminado podía desmaterializarse ante todos, y después aparecer más vivo que nunca en otro lugar muy lejos de las montañas y las cavernas tibetanas.

-(Mañana al regresar mi alma viajera

Seguro que me sentiré feliz

Porque me trae recuerdos de mi negra

Recuerdos que son vida para mi

Porque me trae recuerdos de mi negra

Recuerdos que son vida para mi.-)


El poeta reconoce que el alma conserva los recuerdos y los impulsos pasionales que nos invaden; Quienes han tenido experiencias de desprendimientos, relatan a su regreso que la conciencia es similar a la  que nos conduce en la vigilia; lo único novedoso es la sensación ingrávida que nos permite desplazamientos a la velocidad del pensamiento y la angelical  sensación de no estar contenidos en la prisión corporal y desplazarnos con nuestras propias alas.

Jacobo Glimberg intenta  explicar en su teoría sintergica que el cerebro humano está conectado con el universo, y que ambos son una sola cosa, la Latice para él, o la matrix para los mas profanos, puede ser interpretada y también alterada por nuestro cerebro cuando se alcanzan niveles superiores de conciencia que es de naturaleza similar al mismísimo universo, lo que quiere decir que existimos en un complejo andamiaje mental, que solo es interpretado por los hombres iluminados y por los hombres solitarios y despechados  cuando son impulsados por las incontenibles fuerzas del amor.

Y si somos los personajes atrapados en la divina tragedia de un soñador eterno.

Tal vez por eso es que dormidos  somos tan indefensos y apacibles, solo conducidos por las afujías del amor. 

La canción Vallenata está muy lejos de ser un canto fantasioso y sus versos no son más que experiencias oníricas del autor.

Los cantos vallenatos están llenos de una belleza literaria que envidiarían los poetas del siglo de oro; en los cantos y elegías se escuchan las sentencias de padres   que hablan de construir casas en aíre para que  a sus hijas no las visite nadie; de acordeoneros que derrotan al mismo  demonio  en una competencia  de poetas; de ciegos que jamás han visto la luz y sin embargos describen paisajes y situaciones vividas en sus sueños que asombran con su descripción y realismo a los poetas que tienen los ojos buenos.

García Márquez decía que su novela “Cien años de soledad” es un vallenato de trecientas paginas; y no es para menos, en los cantos vallenatos también existen  “Remedios la bella, que ascienden en cuerpo y alma al cielo; o  Mauricios Babilonias que son perseguidos por enjambres enloquecidos de mariposas amarillas.








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