Del tarot y las pinturas caóticas de Pollock

Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.

Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió.

Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió.

Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

Y así como la batalla, fue que un reino se perdió.

Y todo porque fue un clavo el que falló”.



Antes de la lectura del tarot, el consultante impregna con un desconocido influjo las veintidós cartas que representan los arcanos, quienes delataran ante el cartomántico aspectos fiables  del torbellino incierto conque se desarrollan los detalles que definen su destino.


El hombre o la mujer que interpreta el libro escrito con arquetipos en el momento mismo en que el consultante de manera aleatoria y azarosa inserta con movimientos inciertos cada una de las cartas que toman posiciones caóticas para después expresarse en un libro en dónde cada símbolo asume posiciones probabilísticas entre miles para definir con suma exactitud el laberinto interpretado, en dónde el vidente ve lo que le espera al consultante en un tiempo presente y futuro.

Parece ser que a través de la organización caótica de los arcanos se puede interpretar un futuro ya determinado, acción que contradice la esencia misma de los postulados de Edward  Lorenz y su ya famoso efecto mariposa, quien define que los acontecimientos caóticos que nos rigen son impredecibles y que están sujetos a variables inciertas imposibles de controlar y predecir.


Paul Jackson Pollock, el gran pintor del caos, solía hacerse filmar creando sus enigmáticas pinturas echas con pringoteos azarosos producto de movimientos histriónicos en dónde el pintor sin pinceles y paletas derramaba pintura sobre un lienzo en blanco;  ante los ojos del camarógrafo iban apareciendo formas artísticas de refinada belleza producto de la impregnación caótica de gotas y chorros de pintura que al final de aquella danza epiléptica y febril iban apareciendo formas de extraordinario orden pictórico en medio de aquel pringoteo fortuito; las obras de Pollock se encuentran colgadas  en los más encopetados escenarios en dónde el público sale convencido que al caos le gusta la belleza.

Así como podemos interpretar el futuro con la ayuda de los arcanos y de los arquetipos jungianos; también podemos interpretar el pasado con ayuda de los hechos consumados; en el vuelo  2933 de LaMia, en dónde desapareció gran parte del equipo brasilero Chapecoense; deducimos con extraordinaria facilidad que los acontecimientos caóticos que rigen nuestras vidas, algunas veces se organizan de la misma manera en que lo hacen los arcanos para  producir hechos en medio de la incertidumbre que rige al caos. Los sobrevivientes del fatídico vuelo pueden expresar que se salvaron gracias a que la elección azarosa de sus asientos y a otros efectos impredecibles  fueron finalmente quienes les permitieron salir vivos de una tragedia que ya estaba definida desde el momento mismo en que los deportistas subieron el primer escalón de la plataforma que los conduciría a su inevitable destino; podemos decir que el caos se organizó de manera tal que fue capaz de seleccionar quién debió morir y quien salvarse de aquella tragedia en esa noche en Medellín.


El hecho de haber aparecido con naturaleza humana en el seno de nuestras familias; en el país y en la época correspondiente, son hechos caóticos o deterministas? .. la polémica se extraviaría en  definiciones filosóficas y religiosas que siempre dejarán la duda si el universo es conducido o por el contrario es el resultado de acontecimientos impredecibles regidos por la tiranía caótica imperante en sistemas complejos.

Chladni descubrió que si esparcía arena en una placa y la hacía vibrar con un arco de violín, la arena se distribuía formando patrones geométricos ordenados. Durante años exhibió su descubrimiento por toda Francia como una curiosidad de circo, ante los espectadores aparecían diversas formas comprables tal vez con las pinturas de Pollock, solo que esta vez el orden geométrico era producto de ondas que organizaban la caótica y volátil arena; y si el universo es producto de una vibración inaudible que no solo organiza a la materia, sino que sus efectos son capaces de influir  en el desarrollo de nuestras vidas; eso nadie lo sabe, ni siquiera quienes se creen los dueños de la verdad;  es Dios un eterno violinista que no se cansa de sonar su divina sinfonía.

En mi ya remota niñez recuerdo el día en que el abuelo en medio de gran acontecimiento que representaba matricular a su nieto preferido; olvidó en los afanes de su vanidad el lugar exacto en dónde había dejado su corbata nueva que contrastaba con los tonos floridos de la camisa que reservaba solo para acontecimientos grandiosos en dónde solía exhibirse  impecable con sus dos metros de estatura;  el perro de la familia,  tomó sin permiso la elegante prenda   y la hizo añicos ante todos para después dejarla en el mismo sillón en dónde la encontró, después de valiosos minutos de infroctuosa búsqueda. Cuando llegamos el cupo reservado había sido entregado a otro diligente estudiante cuyo padre llegó a tiempo y en mangas de camisa; el mismo día fui matriculado en otro colegio que jamás estuvo en los planes de mi refinado abuelo; me pregunto, que tal vez el curso de mi vida hubiera tomado otro rumbo muy diferente al planeado por hombre de los dos metros, que siempre quiso lo mejor para su nieto y que por culpa de su perro juguetón tuvo que resignarse y acoger la opción que siempre deshecho;  desde ese día no he dejado de odiar a los perros y detesto las corbatas; pero y  si estoy equivocado en mi infantil apreciación y tal vez le deba a los perros la apacible y gratificante vida que me ha tocado vivir, que hubiera sido si llegamos a tiempo, que acontecimientos me hubiera tocado vivir;  pienso en Lorenz y su efecto mariposa y no se que camino tomar.
  






 


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