Los pregoneros de Dios.

“La risa mata el miedo, y sin el miedo no puede haber Fe, porque sin miedo al Diablo ya no hay necesidad de Dios”. "Humberto Eco " Ahí soportando los estragos de la canícula, en medio de la alharaca de los loros recién cogidos que son desembarcados en sus jaulas para ser ofrecidos en las colmenas que venden animales vivos; ahí, en medio del estrépito matinal del mercado, los pregoneros de Dios preparan la parafernalia de su misión salvadora de almas; siguiendo la dirección del viento los parlantes son orientados para que la revelación divina navegue siempre con viento en popa y abarque sin mayores esfuerzos el territorio del extenso mercado público que a esa hora es invadido por el gentío que camina presuroso abriéndose paso a empellones para evadir a los carretilleros que venden guineo verde, o haciéndole el quite a los vendedores de pescado que ofrecen en palanganas las postas frescas de los sábalos cándidos que se dejan atrapar con la mano en las retorcida...