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Los locos que nos traían de Medellín

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      Al principio solo era un rumor, pero luego descubrimos que nuestros temores eran ciertos cuando comenzamos a verlos en mayor número de lo imaginado, tenían una apariencia diferente a los locos locales porque su piel aún conservaba la tersura bajo las costras de mugre; eran  gente del páramo que a pesar de tener la mala costumbre de no bañarse;  muy propia de los locos, aún conservaban los rasgos delicados que tiene la piel de aquellos que viven en las montañas de los Andes. Quienes pierden el juicio lo primero que los delata es la solitaria propiedad de hablar para si mismos; los locos tienen respuestas, más no preguntas, es como si su integridad estuviera dividida; una segunda presencia;  imperceptible y silenciosa que hace las preguntas, y una externa y escandalosa que emite contestaciones acaloradas y vociferantes con gesticulaciones convincentes  de un lenguaje histriónico muy propio de aquellos que han perdido la razón; fue así que nos dimos cuenta que

El tiempo y sus miserias

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"Se paga caro ser inmortal, por ello se muere varias veces durante toda la vida". Friedrich Nietzsche. El tiempo es lo que pasa mientras nada pasa. Cuando hacemos intermitencias y meditamos sobre su importancia es cuando percibimos su fluir. El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que lamentan, demasiado corto para aquellos que celebran. Pero para quienes aman, el tiempo es eterno, simplemente porque es el amor lo que despierta la nostalgia de partir cuando el tiempo se nos termina; en ese instante nos invade la incertidumbre de que será de  la suerte de quienes amamos sin nosotros. Por eso la bendición del alzhéimer no es más que un artilugio natural, un anestésico cerebral,  no solo para dejar blanquecina la memoria, sino para borrar cualquier vestigio de amor que se quede represado en el alma. Quien se va liberado de los recuerdos, se va liberado del anclaje que representa e

La Lattice

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El espacio es una entidad siniestra cuya naturaleza apenas comenzamos a interpretar. Tal análisis fue hecho, en parte, por Einstein al considerar al espacio como curvo, al analizarlo como entidad concreta que cambia sus características fundamentales de acuerdo con influencias gravitatorias o temporales. El espacio como curvado en la cercanía de un campo gravitacional es el espacio visto desde otra dimensión extra o supraespacial. Ya no es el espacio como categoría apriorística a la manera kantiana o el espacio de varias dimensiones como lo vio Ouspensky; es el espacio como entidad organizada. Al menos, este es el punto de referencia con la cual trataré de explicarles su naturaleza. El espacio como red energética organizada, y el espacio como base y fundamento de la percepción organizada; en escritos anteriores he insistido en que los físicos conocen que una vez el espacio despojado de cualquier presencia de materia; ahí en dónde se cree que no existe nada, ahí quedan inquietas partícul

La diosa de los seminaristas

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Tenía zancadas de potranca y sus carnes tenían un volumen femenino que le daban una apariencia mayor a su cara de niña,  sus ojos luminosos que volvía locos a los seminaristas con el solo hecho de mirarlos con una aptitud pícara y seductora.  De sonrisa pronta que dejaba ver la alambrada  perfecta de su dentadura recién mudada que aún conservaba los espacios interdentales para abrirle espacios a los dientes en crecimiento, debía tener oído de tísico y escuchar desde su casa los campanazos de salida en las tardes de deportes, o tal vez contaba con el enigmático artilugio de temporalidad que tienen los pájaros que les permite regresar a sus nidos en el momento exacto de ponerse el sol; porque a esa hora precisa comenzaba con su desfile solitario por la ruta de retorno que tomaban los estudiantes al salir del claustro casi cuando moría la tarde .  Era feliz siendo observada, sus ademanes femeninos adquirían los movimientos perfectos de la pasarela y su cabello en llamas adquiría el brillo

De resurrecciones y muertos que caminan.

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“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos.” (Antonio Machado)  La muerte es un hecho único e irreversible al que se puede llegar de dos maneras: por cese irreversible de la función cardiorespiratoria (corazón y pulmón), o por cese irreversible de la función cerebral (muerte del cerebro).  Sin embargo el  corazón de un muerto puede seguir viviendo en el pecho de un Frankenstein que deambula pavoroso y se pasea redimido con una segunda oportunidad para seguir viviendo con el corazón prestado de un muerto generoso. Muchas personas que han sido declaradas muertas en los hospitales,  han regresado de la muerte después de varias horas de haber estado en los fríos refrigeradores de las morgues y han salido caminando por sus propios medios ante el asombro de los funcionarios de medicina legal que les obligan a firmar una nota aclaratoria en el certificado de defunción para declararlos de nuevo como ciud

Del tarot y las pinturas caóticas de Pollock

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Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió. Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió. Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió. Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió. Y así como la batalla, fue que un reino se perdió. Y todo porque fue un clavo el que falló”. Antes de la lectura del tarot, el consultante impregna con un desconocido influjo las veintidós cartas que representan los arcanos, quienes delataran ante el cartomántico aspectos fiables  del torbellino incierto conque se desarrollan los detalles que definen su destino. El hombre o la mujer que interpreta el libro escrito con arquetipos en el momento mismo en que el consultante de manera aleatoria y azarosa inserta con movimientos inciertos cada una de las cartas que toman posiciones caóticas para después expresarse en un libro en dónde cada símbolo asume posiciones probabilísticas entre miles para definir con suma exactitud el laberinto interpretado, en dónde el

Los exquisitos embutidos de carne humana que se vendían en Bogotá.

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La antropofagia era un castigo bíblico solo destinado para aquellos que desobedecieran a Dios; en el Levítico se condena a las madres a devorar la carne de sus propios hijos.  Durante el sitio de Samaria por parte de los Sirios, se relata el caso de una mujer que junto a otra se comieron al hijo de la primera (Segundo Libro de los Reyes).  Flavio Josefo describe en sus narraciones que en el sitio romano en el año 70 A.C. una mujer devora las carnes de su propio hijo impulsada por los instintos animales que todos tenemos, y que en situaciones de inanición surgen incontenibles con el único propósito de mantenernos vivos, como lo hicieron los sobrevivientes del vuelo de la fuerza aérea Uruguaya que al principio se alimentaron de los cuerpos de sus compañeros con cierta repugnancia y respeto; pero que después se convirtió en una rutina que terminó convirtiéndolos en unos caníbales por conveniencia. Armin Meiwes -más conocido como el caníbal de Rotemburgo;  un reconocido asesino