La cruz gamada, el poderoso símbolo que Hitler ensangrentó.

 

Según la leyenda, una Cruz se le apareció a Constantino en el cielo, pidiéndole que sustituyera las águilas imperiales de las insignias de los soldados por la Cruz cristiana, de manera que con ese signo vencería. Después de este sueño o visión, Constantino adoptó el lema latino «In hoc signo vinces» («Con este signo vencerás»). La batalla del Puente Milvioa fue el último combate del conflicto desatado en el verano de 312 entre los emperadores romanos Constantino I (r. 306-337) y Majencio (r. 306-312). Se libró el 28 de octubre de dicho año, cerca del puente Milvio, uno de los tantos que posee el río Tíber en Roma. Constantino fue el vencedor de la batalla y emprendió desde entonces el camino que llevaría a la extinción al sistema tetrárquico vigente, para convertirse él en el único gobernante del Imperio romano. Majencio, en cambio, se ahogó en el Tíber durante el combate.

Ese día nació uno de los símbolos más conocidos en el mundo, la cruz cristiana, que desplazó a los heroicos peces entrelazados que dibujaban los mártires cristianos en las catatumbas romanas. Son muchos los cristianos que se arrodillan ante su grandeza, para ellos significa el símbolo torturador en donde el Cristo padeció su tormento.

  Muchos años después una horda de monjes guerreros, adoptó el mismo símbolo de Constantino para recuperar de los infieles la tierra santa en donde   nació su fe, los guerreros templarios distinguidos por una cruz roja repetían la Azaña de Constantino bajo el mismo símbolo poderoso de la cruz. Por segunda vez, la cruz cristiana ondeaba vencedora sobre un ensangrentado campo de batalla.

En nuestro tiempo, otro guerrero enloquecido por los delirios de la raza pura, tomó otra cruz como emblema para sus huestes, solo que esta vez no triunfó como Constantino, ni como los caballeros de la orden del temple, sino que sus ejércitos inmaculados por la pureza de su raza sucumbieron en las arenas firmes de la historia. Adolf Hitler que tal vez en sus delirios vislumbró verse a sí mismo magnificado con el poder milenario de la cruz gamada o esvástica para otros, corrió la suerte que jamás pudo imaginarse en sus delirios.

 Hitler que se creía Ario, además conocía el poder milenario de la Cruz Gamada, cuya geometría sagrada se usaba desde tiempos inmemoriales para consagrar a sus efectos las entradas santificadas de sus templos y para engrandecer las estatuas erigidas a los dioses indios; hay quienes dicen que la figura de la cruz emula los cuatro brazos del dios Visnú y que el Führer ávido lector y amante del ocultismo, decidió tomar el símbolo para sus planes expansionistas.

La mente perturbada de los nazis inclinó la cruz cuarenta grados siguiendo el giro de las manecillas del reloj, la encerraron en un círculo y la colorearon con los tonos que distinguían al antiguo imperio alemán, al final la cruz de la bienaventuranza y la caridad, quedo atrapada en los brazaletes y en las banderas de un ejército inspirado por el odio y sustentado por el racismo, que solo dejaba muertos a su paso y devastación donde quiera llegaba.

No era la primera vez que un símbolo poderoso; que en su convencionalismo representa la dicha, la convivencia, la bienaventuranza y el amor, era profanado y a la vez ensangrentado; la cruz gamada en el brazalete de los jóvenes oficiales alemanes hacia correr de miedo a los judíos, a los gitanos y a todos aquellos que no tenían  la apariencia física  de los arios puros; también los templarios profanaron  sus blancas túnicas con la sangre inocente de las mujeres y niños que encontraban refugiados en los templos de los  infieles, esa misma cruz cristiana fue blandida para despedir a los herejes sin esperanzas cuando  ardían en las hogueras  sagradas de la santa inquisición, con esa misma cruz se bendijo el exterminio físico y cultural de los pueblos americanos que tuvieron la mala suerte de ser encontrados por el europeo conquistador.

Creamos símbolos con significado sagrado, solo para profanarlos.  Un símbolo es una representación visual que puede acumular en su representación las mil hojas de un libro, los símbolos se presentan sin pedir permiso en las visiones de nuestros sueños, los vemos en las complejas fórmulas que solo los físicos cuenticos pueden interpretar, aparecen en la bipolaridad algorítmica  de los cerebros  de silicio de los ordenadores; en los mamarrachos inocentes de los niños cuando dan sus primeros trazos en los cuadernos escolares; aparecen en  las veintidós letras hebreas,  que no solo representan fonemas, sino que son usadas por los lectores del taroh, para ver en sus imágenes los arcanos mayores que revelan con su orden  el devenir  de los hombres, los vemos esculpidos en las rocas eternas de los milenarios templos egipcios para que nunca olvidemos que venimos a este mundo con el solo propósito de dibujar figuraras en las oscuras cavernas del neolítico, en donde la cruz gamada y otros símbolos ya estaban presentes mucho antes que  los Sumerios y Acadios estamparan sus pensamientos en el barro eterno de sus libros.

La cruz gamada ensangrentada por el delirio Nazi y redimida por la santidad budista, que aun la conservan inmaculada y grandiosa en los pórticos de sus templos, en el pecho amoroso de sus dioses, en la portada de sus libros milenarios, la podemos ver invicta, perenne y grandiosa, en el otro medio mundo; en donde aún no se ha creado un símbolo para representar el caos y la infamia de los hombres, ni un 666 para recibir a la bestia y sus tiempos apocalípticos.

   

 

 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Megusta este tipo de lectura

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  2. Renace la cruz gamada en Ucrania y Europa ni se inmuta.Solo hay que tener ojos para ver

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