Desde Pachita, y sus trepanaciones con un cuchillo de cocina; hasta Jacobo Grinbertg y su extraña desaparicion.
La veían hacer trepanaciones con el viejo cuchillo de cocina que siempre usaba como única herramienta para sus cirugías salvadoras.
Para nadie era una sorpresa ver aparecer órganos palpitantes en sus manos que luego eran implantados a la carrera en las heridas abiertas que cicatrizaban en instantes y a la vista de todos cuando recibían las nuevas partes humanas que reemplazaban a los viejos corazones cansados, a los antiguos riñones cristalizados, a los obstruidos pulmones ennegrecidos por décadas de tabaquismo.
Sobre una rustica mesa de cocina se podían ver esparcidas las antiguas vísceras de los agonizantes que se levantaban airosos con una segunda oportunidad de continuar en el mundo de los vivos con nuevos órganos santificados por la gracia sanadora de Pachita, (Barbara Guerrero).
Pachita aseguraba que era poseída por el espíritu del tlatoani Cuauhtémoc, el último emperador azteca ahorcado en un juicio sumario por Hernán Cortez; bajo el influjo y la presencia del guerrero, Pachita asumía una personalidad de características masculinas que realizaba curaciones públicas en donde el paciente padecía los cortes irregulares del viejo cuchillo de cocina, los asistentes podían apreciar con horror el interior visceral de los pacientes, a través de los cortes de carnicero podían ver los palpitantes corazones, los pausados pulmones que continuaban respirando en medio de aquellas cirugías sin quirófano, de los cortes rústicos sin asepsia y de las heridas abiertas que cerraban para siempre una vez recibían la intervención milagrosa que curaba canceres terminales, que le insertaba ojos nuevos a los ciegos, cortes de cuchillo que hacían oír a los sordos, trepanaciones de carnicero que extirpaban en público tumores celébrales avanzados, bendiciones que le devolvían la cordura a los locos y exorcismos que liberaban a los posesos.
Era tanta la romería de desahuciados que era necesario tener ayudantes para evacuar a tanta cantidad de enfermos, uno de ellos fue Jacobo Grinberg, el científico mexicano que se había consagrado al estudio del cerebro y a descifrar los misterios de la conciencia.
Grinberg se convirtió con el tiempo en el más grande defensor de los prodigios sanadores de Pachita; después de ser un des enmascarador de farsantes y rufianes, que se vestían de chamanes para embaucar a incautos, terminó siendo el más furibundo defensor de las cirugías públicas de Pachita. Su conversión no se produjo en el camino a Damasco, sino en la humilde vivienda de la mujer que congregaba a desahuciados llegados de todo el mundo que acudían esperanzados en recibir la unción purificadora de la chamana más famosa de México.
Como comprender que la presencia inmortal de Cuauhtémoc, el último de los emperadores Mexicas, que debió ser un hombre experto en las artes guerreras de resistencia en contra del europeo invasor, al final terminó siendo el instrumento milagroso que usaba la envoltura corpórea de Pachita, para realizar en público los más grandes prodigios de sanación que jamás nuestra civilización ha podido observar, como explicar la presencia de la individualidad perenne del guerrero que tomaba control sobre la conciencia de Pachita tal cual como ella expresaba después de regresar de su estancia astral y tomar control de nuevo sobre su conciencia.
Los asistentes la observaban poseída por los ademanes varoniles de un hombre que tomaba control sobre su pequeña figura de mujer, asombrados escuchaban la voz estridente de hombre que daba instrucciones precisas a sus ayudantes y pacientes para que con sus manos cicatrizaran al instante profundas incisiones, para que introdujeran corazones muertos traídos de los morgues y que recobraban las pulsaciones en presencia de todos, para luego ser introducidos y en instantes verlos instalados en los cuerpos de los enfermos y observarlos latir con los impulsos renovados de un recién nacido.
Jacobo Grinberg, que era un aséptico médico y psicólogo auspiciado por el estado Mexicano para la investigación de la conciencia, quedó atrapado sin proponérselo en aquella carnicería sagrada como ayudante del hermanito, alter ego de Panchita que asumía la identidad masculina de Cuauhtémoc; fue ejecutor y testigo de muchas sanaciones públicas y vió sin sorprenderse a los inválidos levantarse de sus sillas, a los ciegos recobrar la luz y botar sus bastones con gritos de júbilo; El que solo veía a través de los ojos escrutadores de la ciencia, termino escribiendo más de cincuenta libros en donde trataba de explicar desde la rigidez del método científico las maravillosas sanaciones que se hacían con el cuchillo de cocina.
La teoría sintérgica, así fue que Grinberg llamó a su propuesta, en donde trataba de explicar los fenómenos observados; en sus libros y entrevistas afirmaba que Pachita alcanzaba estados avanzados de conciencia en donde lograba fundirse con el todo o la lattice, se refiere a un enrejado o celosía, que debe poseer una capacidad de inclusión informacional colosal para permitirle contener toda la información del universo en cada uno de sus puntos. Lattice es la estructura fundamental del espacio, es una red o matriz energética hipercompleja de absoluta coherencia y total simetría.
Esta matriz holográfica de interrelaciones ha sido descrita en otras culturas con distintos nombres, entre ellos esta akasha, el Collar de Perlas de Indra y sunyata; a su vez, la ciencia la ha denominado orden implicado o campo cuántico.
La humilde Pachita según Grinberg se fundía en una sagrada comunión con la laticce, logrando alterar el orden de la realidad, es Neo, el elegido que logra interpretar y fundirse con la matrix del cine, es el nirvana de los Indos, en donde el ser se funde con lo divino en un estado de perpetua correspondencia, es el sitio sin lugar y el instante sin tiempo en donde el uno se funde con el todo.
Grinberg desconoce en sus planteamientos la explicación de Pachita que decía que era poseída y desplazada por el espíritu del gran guerrero azteca, y que sus curaciones eran producto de su conciencia que alcanzaba estados enaltecidos por la lattice, matriz primera y única del universo, y no por la individualidad etérea del guerrero azteca, descartando cualquier acto de posesión.
Grinberg desapareció de la faz de la tierra sin dejar el menor rastro, nadie pudo explicar su inesperada y absurda ausencia; los ufólogos más tarde especularían que el científico fue abducido por extraterrestres en el desierto de Sonora para regresarlo a los confines de la galaxia de donde jamás regresará; Los nostálgicos de la guerra fría afirman que el científico fue víctima de la CIA, quienes lo secuestraron para siempre, con la intención de que no revelara sus enigmáticos descubrimientos acerca del cerebro y de la conciencia, que por esos días estaba dispuesto a revelar; los defensores de la metempsicosis dirían que desapareció a voluntad para reencarnar en otros sitios y en otros tiempos para conducir con sus conocimientos a la decadente especie humana, lo cierto es que hasta hoy las autoridades mexicanas no tienen el menor indicio que explique su extraña desaparición.
¿Y si somos los personajes oníricos de un soñador universal que aún no despertado?
¿Y si el Universo es la creación mental de una inteligencia eterna??
¿Y si somos la diminuta parte que contiene al todo??
En los cuentos proscritos, libro de mi autoría, el agorero de clemencia tiene la facultad de fundirse con la lattice de Grinberg, con la Matrix del elegido Neo, con los campos mórficos de Rupert Sheldrake; con el inconsciente colectivo de Jung, con el Nirvana de los Indos; en el espacio que dio origen al tiempo en la física cuántica; en ese espacio sin lugar, en ese instante sin tiempo, en donde la parte contiene al todo.
Consígalo en:
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Sencillamente extraordinario gracias
ResponderBorrarGracias por compartir.
ResponderBorrarMuchas gracias
ResponderBorrarNo hay duda la bellas profundidades del narrador en forma que atrae al lector
ResponderBorrarEl hombre es el más salvaje ser de todos los tiempos, permitirse pensamientos de maldad puede ser lo más peligro que pueda existir sobre todo si se hace por venganza a veces una venganza que ni siquiera les pertrnece.
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