El conde de Saint Germain, el inmortal'
Aún no he perdido el impulso infantil de preferir la ventanilla siempre que viajo; a mi lado me tocó en suerte un hombre muy viejo, de finas maneras e impecable vestir, en diez minutos de conversación, fue fácil descubrir a un erudito de refinadas maneras. Su elegante vestimenta delataba a un pasajero de rica procedencia; en algún lugar debían esperarlo suntuosas mansiones y extensas propiedades, su voz trémula y el discordante movimiento de sus manos denunciaban a un incipiente Parkirson que le restaban gracia a la elegante figura crepuscular que vivía con resignación los últimos años de los ancianos.
-Me pregunte ¡¡ que injusta es la vida con el erudito¡¡; que se hace el conocimiento? A donde va a parar la sabiduría; que malvada es la fría muerte, llega para borrar lo que con tanto esfuerzo se logró acumular; que placentera es la vida del heredero que disfrutará sin trabajar la herencia del finado.
Deberíamos ser inmortales y existir por siempre.
Que breve es el tiempo de los hombres. ¿Qué hace el Universo con tanto conocimiento y con tanta sabiduría; ¿qué se hace el amor?, a quien tantos unió, ¿y el odio a quien tantos separó?, que injusto es el instante que vence a tantos años de existencia?
Deberíamos ser inmortales y existir por siempre con la apariencia física de los años nuevos.
Crees en los inmortales, estoy seguro que no; pero hoy quiero contarte la historia de un hombre que en realidad lo era. Se trata del Conde de Saint Germain.
Vivió entre los grandes, en los tiempos de Luis XV, El reconocido filósofo, Voltaire, dijo de Saint-Germain; es “un hombre que nunca muere y que lo sabe todo”. Fue amigo de Casanova y de otros que hicieron la historia en los amplios jardines de Versalles, pagaba sus gastos con diamantes; fue masón, alquimista y musico; hablaba todas las lenguas de la tierra y sanaba a los moribundos.
¿De dónde conseguía sus riquezas?, ¿de que vivía? y de dónde venía?, nadie lo supo con certeza, pero era un gran pintor, su personalidad magnánima atraía a los poderosos, era, joyero, y se dijo fue uno de los partícipes de conspiración para que Catalina la Grande llegara al trono de Rusia.
Se dice que Saint-Germain pasó sus últimos años escribiendo un manuscrito conocido como La Tres Sainte Trinosophie, un clásico de la literatura ocultista.
Decía que había vivido en los tiempos del Cristo, que había degustado el mejor vino en las bodas de Canaán.
Los más viejos se sorprendían cuando lo veían llegar a Versalles con la piel lozana y radiante, la misma que tenía cuando ellos eran apenas unos niños, no envejecía, se mantenía detenido en el tiempo de los mortales conservando todos los recuerdos de su existencia.
Fue uno de los principales incentivadores del movimiento de los rosacruces. Incluso hay quien afirma que es el propio Christian Rosenkreuz y se ha llegado a asegurar que apareció con la misma figura y grandeza personificando al filósofo y científico inglés Francis Bacon.
Hay quienes dicen que su tumba no fue más que una burda pantomima para hacerle creer a todos que había sucumbido ante los estragos de la muerte; para aparecer años después más vivo que nunca, con su piel imperecedera interpretando de nuevo su melancólico violín, o recitar en público los hermosos versos de los salmos, hay quienes se atreven a afirmar que lo han visto doscientos años después de su muerte interpretando su violín en un concierto de beneficencia el Paris.
En los cuentos proscritos el adivino de Clemencia es inmortal como el Conde de Saint Germain, hablaba todas las lenguas de la tierra; vivas o muertas, porque había estado por siempre en el mundo de los hablantes..
Para mayor descripción del tema puedes leer los “cuentos proscritos “libro de mi autoría.
https:/www.autoreseditores.com/busqueda.html?q=Cuentos+proscritos+&s=
Comentarios
Publicar un comentario