Las mil y una maneras de morir

 Comenzaron con los  niños, experimentaron con ellos todas las formas de martirio, usaron las manoplas de pandilleros para borrarles con repetidos golpes sus sonrisas de niños felices, obligaron a sus hermanos a que vieran el ultimo hálito  de vida que quedaba en sus rostros destrozados, violaron en público a las aún impúber para que todos escucharan los gritos de la inocencia; mataron a martillazos a un joven que desnudaron en busca de las marcas que deja en el hombro la correa portafusil y los callos que se hacen en  los talones por las botas de campaña;  solo encontraron las protuberancias en sus manos que definen la empuñadura del mango del azadón;  le sacaron una a una las uñas de las manos a una joven mujer que aparecía en sus registros como amante furtiva del comandante guerrillero;  experimentaron con ellos todas las formas de martirio, se aplicaron la asfixia mecánica;  cuando con sus propias manos estrangulaban a las mujeres después de ser violadas;  hicieron  ahogamientos en tanques  donde sumergían a sus víctimas en lapsos de tiempos precisos para ser sacados y ser sumergidos de nuevo hasta que  dejaban de respirar en medio de pataleos y manoteos;  hicieron ahorcamientos desde el único campanario de la iglesia, destazaron vivo a un hombre sobre una mesa de matarife para saber si era cierto que el corazón sigue latiendo por unos minutos después de ser expuesto en público;  hicieron cortes de matarife a una mujer embarazada y practicaron con ella la cesárea médica para extraer aún con vida a una niña siete Mesina que se ahogó en la sangre de la  madre; por las noches prendían vivos por igual a hombres y mujeres solo por el placer de verlos correr en la penumbra convertidos en antorchas andantes; empalaron a una mujer siguiendo las mismos métodos de Vlad Tepes,  el Drácula histórico;  se lamentaron de no tener cámaras de gas para aplicar el emblemático método nazi de exterminio, en los momentos de receso buscaban en la historia de los hombres nuevos métodos de ejecución para asegurarse de que no se le quedara uno sin experimentar;   repasaron la historia de los mayas,  famosos por sus sacrificios y sus sangrías purificadoras;  imitaron a los asirios con sus despellejamientos;  estuvieron a punto de alzar  una crucifixión romana;   sino es porque el comandante en un acto de sensatez histórica expreso que la crucifixión romana adquirió connotaciones sagradas debido a la naturaleza  inmortal de la víctima  más famosa que termino santificado y su imagen tomada como símbolo de sacrificio purificador  por lo que resultaba de mal gusto repetirla en un escenario,  que aunque tenía el mismo propósito de persuadir al insurgente no resultaba prudente,  ya que podía despertar los mismos sentimientos solidarios  que despertó Jesús y podía dar origen a una nueva religión o a un nuevo partido político de naturaleza revolucionaria que estaría conformado por hombres guerreros  y fanáticos que alzarían estandartes revolucionarios  muy semejantes a los cruzados; a cambio les pidió a sus hombres que exprimieran sus sesos para extraer el  máximo jugo de creatividad  y crearan en un acto  de inspiración las técnicas de sufrimiento y las formas de exterminio,  aun no inventadas por el hombre para que sus hombres se llevaran  el crédito de su creación;  después de varios minutos de deliberación se dieron cuenta que ya todos habían sido ejecutados con los medios portátiles con que  contaba la tropa, afirmaron que solo que se le  habían pasado  por alto  aquellos que requerían artificios mecánicos de tormento;  como los usados en las mazmorras de tortura de la santa inquisición;  los desmembramientos con caballos inventada por Atila y luego aplicada por los Españoles en tiempos de la conquista, las decapitaciones con guillotina hecha por los iluminados franceses,  y otros medios perdidos en la historia de los hombres; el comandante lamentó que su obra solo tuviera como público a las propias víctimas poco antes de morir y que su acción purificadora merecía de un público enardecido que apreciara su holocausto,  como se hacían en los tiempos de Torquemada y en  las ejecuciones públicas de los ilustrados franceses.  

Fragmentos de mi novela, muy próxima a ser publicada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los empalamientos del Salado.

Los exquisitos embutidos de carne humana que se vendían en Bogotá.

De Los eunucos y otras infamias.