Esta el país preparado para soportar un día más de Uribismo , después del 20 de Julio?

 Si las instituciones funcionan, y si las fuerzas oscuras, aun activas, no llevan a cabo los acostumbrados magnicidios, que han eliminado a políticos alternativos, Colombia por primera vez en su historia republicana elegirá a un presidente de Izquierda y además a una mujer de raza negra como su fórmula presidencial.
¿Pero está el país preparado para asimilar en democracia los profundos cambios que el país merece?, yo creo que no. Los poderosos grupos financieros e industriales que por décadas han puesto presidentes que ofrecen programas de gobierno afines con sus intereses y además la jugosa contratación estatal que les ofrece rendimientos enormes a sus infladas fortunas, jamás permitirán que un advenedizo muy distanciado de sus intereses llegue al poder.
Permitirán los pequeños reyezuelos, condes y principes que han dominado en las regiones por generaciones las regiones, beneficiándose de la contratación estatal, permitir que una nueva clase política emergente los desplace y ponga en riesgo sus heredados privilegios?.
Aceptarán las politizadas y rígidas fuerzas armadas ser comandadas por Gustavo Petro, un excombatiente anmistiado que públicamente las cuestiona y plantea en sus discursos profundos cambios en su estructura.?
En las pasadas elecciones los veinte senadores elegidos por la izquierda no ponen riesgo en ningún momento el statu quo, porque su presencia es minoritaria y el parlamento a pesar del crecimiento de la izquierda aun son una minoría. Pero que llegue al ejecutivo un político con ideas transformadoras, eso sí que los asusta y los inquieta; hacer uso de maniobra facilista del magnicidio corresponde a incendiar el país que ya demostró en las barricadas de primera línea que puede derrocar desde sus trincheras a cualquier gobierno que ejecute políticas impopulares; eliminar a Gustavo Petro es una opción peligrosa para los impunes magnicidas que saben que jugarían con candela si llegaran a cabo tan nefasto plan. Solo les queda el desprestigio, la guerra sucia y como única y salvadora opción de truncar descaradamente la voluntad popular es a través del fraude como ya pasó en la elección de Misael Pastrana, quien se acostó derrotado ampliamente y se levantó presidente.
Los políticos tradicionales, los industriales y el país deben admitir que el está nacion martirizada  no soporta un día más de uribismo después del siete de agosto, y no lo soporta simplemente porque esta doctrina excluyente y elitista ha generado profundas brechas en nuestra sociedad, empobreciendo con sus políticas económicas a el grueso de la población que padece afujías económicas galopantes imposibles de frenar con un modelo económico fallido.
El país se encuentra en una encrucijada, por un lado, unas elites enriquecidas que están dispuestas a permanecer a como de lugar en sus puestos de privilegios y a no reformar, sino a acentuar sus métodos fallidos, y del otro lado, la lotería de un proyecto populista fortalecido por la devastación sembrada por sus opositores que se proclama como única salida a esta crisis social que padecemos.