El Tercer ojo del Cristo
En los Cuentos Proscritos, el agorero de Clemencia, es un alma purificada que contiene en su esencia lo que en la India se le llama “El Ojo de Shiva”; pero más allá de la gran cordillera es conocido en la fraseología esotérica por el “Ojo Abierto de Dangma”. Dangma significa alma purificada, uno que se ha convertido en Jîvanmukta, el Adepto más elevado, o más bien aquel a quien se le da el nombre de Mâhâtma. Su “Ojo Abierto” es el ojo interno y espiritual del vidente; y la facultad que por medio del mismo se manifiesta, no es la clarividencia como se la comprende generalmente, o sea el poder de ver a distancia, sino más bien la facultad de intuición espiritual, que te permite recordar acontecimientos de vidas pasadas, es el Cristo que expresa la facultad de conocer el pasado, presente y futuro en las vidas de sus seguidores.- “En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”- le dijo el gran vidente galileo a su más fiel seguidor, o en aquel revelador encuentro con la mujer Samaritana, en donde el adivino de Judea puede ver con los ojos del alma los acontecimientos pasados y venideros de las personas que se le acercan.
El tercer ojo es para los hinduistas y también para los budistas la propiedad del alma iluminada de desechar la percepción corporal y acudir a fuentes de conocimiento existentes en el cosmos que están vedadas para los sentidos del hombre común. Aunque no del todo, como lo afirman las teorías modernas de Rupert Sheldrake y su campo Mórfico, que tiene las mismas propiedades de los registros akásicos Hindúes, en donde la filosofía oriental expresa que contiene todo lo acontecido, lo que está sucediendo y lo que está por suceder; además ambas teorías expresan que los cerebros, en el caso del campo Mórfico y las almas de los iluminados en el caso de los registros akásicos, pueden percibir información del universo sin usar el limitado canal sensorial.
En los Cuentos Proscritos el agorero puede tener “Sueños sin Ensueños” es uno de los siete estados de conciencia conocidos en el esoterismo oriental. En cada uno de estos estados entra en acción una parte distinta de la mente; o, corno diría un vedantino, el individuo es consciente en un plano diferente de su ser. El término “Sueños sin Ensueños” es algún tanto análogo a aquel estado de conciencia en el hombre, que, no siendo recordado en el estado de vigilia, parece un vacío, lo mismo precisamente que el sueño al sujeto magnetizado le parece un vacío inconsciente cuando vuelve a su condición normal, aun cuando haya estado hablando y conduciéndose durante aquél como un individuo consciente lo haría, algunas noches soñamos pero no recordamos en absoluto la vivencias oníricas, pero eso no quiere decir que lo soñado no influya en el mal llamado libre albedrio, es lo que Jung llama el inconsciente colectivo que es finalmente quien conduce los acontecimientos individuales y colectivos.
En los Cuentos Proscritos el personaje confunde el estado de ensoñación con el estado de vigilia y se desplaza por él, con la inmediates del soñante, facultad que le permite aparecer en los sueños de sus seguidores con su apariencia física, conservando los rasgos muy propios de su personalidad.
¿Somos los personajes inmersos en el gran sueño de un soñador universal, que aún no ha despertado de su sueño eterno? ¿Es la muerte, la acción liberadora que le permite al hombre usar otros canales de percepción que se encuentran reprimidos por la tiranía de la carne?, existimos en un plano degradado, lleno de limitaciones que nos impide apreciar el inefable universo que esta vetado para nosotros y solo los iluminados pueden apreciar en todo su esplendor.
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